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 Corteza de fusión 
	Debido a la elevada temperatura que adquieren cuando estos materiales entran 
a gran velocidad en la atmósfera terrestre, la superficie del meteorito se funde 
y se vaporiza conforme cae. De esta forma, el objeto va perdiendo 
progresivamente masa. Pero en dicha caída el aire poco a poco va frenándolos, 
pues conforme desciende la altitud se adentran en capas cada vez más densas de 
la atmósfera. Ese frenado gradual hace que el rozamiento con las moléculas del 
aire sea cada vez menos intenso, de manera que el objeto se va enfriando. Tanto 
es así, que poco antes de llegar al suelo esta superficie fundida se solidifica, 
formando una delgada costra de color negro o pardo denominada corteza de 
fusión (Figura 1). 
	
		
			
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			 Figura 1. Meteorito 
			rocoso con corteza de fusión (zona de color negro en la superficie). 
			Este meteorito en particular se fragmentó al caer, lo que dejó 
			expuesto su interior (zona de color grisáceo). Nótese el marcado 
			contraste que existe entre la corteza de fusión y el interior del 
			meteorito.  | 
		 
	 
 
	Es común que en esta corteza se formen pequeñas grietas al contraerse la 
superficie durante el proceso de enfriamiento. Un ejemplo de esto puede verse en 
la Figura 2. 
	
		
			
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			 Figura 2. Meteorito 
			rocoso con finas grietas en su corteza de fusión.  | 
		 
	 
 
	La corteza de fusión es un rasgo característico que puede servir para
identificar un meteorito 
y diferenciarlo de una roca terrestre. No obstante, con el tiempo la corteza de 
fusión se altera y tiende a desaparecer (Figura 3). Cuanto más agresivo es el 
entorno en el que cae un meteorito, mayor es la intensidad con la que distintos 
procesos tanto de tipo físico como de tipo químico pueden degradar una corteza 
de fusión. 
	
		
			
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			 Figura 3. Meteorito 
			rocoso que ha perdido su corteza de fusión con el paso del tiempo.  | 
		 
	 
 
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