Sala 1
El origen del Sistema Solar y la Vida en la Tierra
Asteroides, cometas y lluvias de estrellas
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Figura 1. El Sol
se formó a partir de una nebulosa de gas y polvo denominada Nebulosa
Primitiva. |
Nuestro
Sistema Solar se formó hace unos 4600 millones de años a partir de una nube de
gas y polvo denominada Nebulosa Primitiva. Esta nebulosa se fue contrayendo
progresivamente por la acción de la fuerza de la gravedad mientras rotaba, de
manera que su centro experimentaba un continuo aumento de densidad y
temperatura. Finalmente, la temperatura en su centro fue lo suficientemente
elevada como para que se iniciasen las reacciones nucleares de fusión del
hidrógeno, naciendo así nuestro Sol (Figura 1).
El material
presente en la nebulosa y que no llegó a formar parte de nuestra estrella quedó
rotando a su alrededor, formando un disco protoplanetario (Figura 2). La
agregación de ese material dio lugar con el paso del tiempo a los distintos
objetos que hoy forman parte del Sistema Solar: planetas, lunas, asteroides,
cometas, ...
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Figura
2. El material que sobró tras la formación del Sol formó un disco
protoplanetario a partir del cual se formaron el resto de objetos de
nuestro Sistema Solar. |
Algunos de los
objetos que giran alrededor del Sol apenas han sufrido cambios desde que se
formó el Sistema Solar. Estos son los llamados objetos no diferenciados o
primitivos, fósiles de la formación de nuestro sistema planetario. Se trata
fundamentalmente de asteroides pequeños y cometas. Otros objetos, por el
contrario, fueron capaces de acumular suficiente calor en su interior como para
que los materiales a partir de los cuales se formaron experimentasen profundos
cambios físicos y químicos. Se trata de los llamados objetos diferenciados,
entre los que se encuentran los planetas y los asteroides de gran tamaño
fundamentalmente.
Buena parte de
lo expuesto anteriormente lo conocemos gracias a los meteoritos, rocas que caen
del cielo. Al igual que las rocas de la Tierra nos permiten conocer cuál ha sido
la evolución geológica de nuestro planeta, estos fragmentos de otros mundos nos
proporcionan mucha información sobre los objetos del Sistema Solar de los que
proceden.
Nuestro
planeta ha sufrido el impacto de estas rocas desde sus orígenes. Algunos de
estos meteoritos, como es el caso de las llamadas condritas carbonáceas,
contienen aminoácidos, elementos esenciales para los seres vivos (Figura 3).
Esto ha llevado a sugerir que los meteoritos pudieron aportar algunos de los
ingredientes fundamentales que fueron necesarios para que la vida pudiese surgir
en nuestro planeta.
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Figura 3.
Fragmento del meteorito Allende, caído en Méjico en 1969. Se trata de
una condrita carbonácea en la que se han encontrado aminoácidos. |
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Figura
4. Meteoro producido al desintegrarse un fragmento de roca en la
atmósfera terrestre. |
En la
actualidad, sin embargo, la tasa de impactos que sufre nuestro planeta es muy
inferior a la tasa de impactos experimentada en el pasado.
Se estima que
cada año llegan a nuestro planeta entre 40.000 y 80.000 toneladas de fragmentos
de roca, hielo y metal, procedentes en la mayoría de los casos de asteroides y
cometas. Las denominadas "lluvias de estrellas" son, de hecho, fenómenos
causados cuando estos materiales colisionan contra la atmósfera terrestre a gran
velocidad, entre 12 y 72 km/s. Esto da lugar a que se desintegren a gran altura
mientras emiten un destello de luz que recibe el nombre de meteoro o estrella
fugaz (Figura 4). Sólo en aquellos casos en los que estos materiales sobrevivan
a su brusco paso por la atmósfera y consigan alcanzar el suelo estaremos ante la
caída de un meteorito.
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